Cuando creía que todo había terminado, me di cuenta de algo: que uno de los cómicos más originales que tiene la Argentina no tenía una estatua en su honor.
Y entonces me pregunté: ¿Cómo puede ser que este gran artista no tenga un monumento?
No lo pude evitar. Convoqué nuevamente al equipo de filmación y además de ir por otras víctimas emblemáticas, salí a luchar para que el Doctor tenga su merecido reconocimiento. Y viendo lo que se consiguió, siento que la lucha valió la pena.